Se dice entre los de mi familia, que no es de historiadores, que un grupo de revolucionarios llegaron a una casa o hacienda a pedir de comer amablemente. La señora de la casa quiso darles de buena manera, pero al ver el número de ellos y el número de huevos que tenía, consideró que tenía insuficientes huevos. Por lo tanto, para socorrerlos, es decir, darles de comer, improvisó este platillo, esponjando los huevos para que rindan más, y dándoles un rico sabor para que lo disfruten.
Tras varios intentos fracasados de lograr el sazón de mi tía en este platillo, agradezco las sugerencias de Pati a Secas y de don Pedro Salmerón; obtuve el éxito con la sugerencia de Pati a Secas (agregar un chorrito de leche).
La receta: con este platillo se obtienen huevos esponjados con un intenso sabor a salsa de tomate verde. El objetivo es que el sabor sea superior a un huevo cocido al que le agregas salsa verde en tu plato. La elaboración toma de 30 a 40 minutos, a pesar de ser un platillo muy sencillo.
Ingredientes:
Aceite, el necesario.
Sal, una pizca por cada huevo; una pizca y media por cada tomate verde.
Huevos, los que desees, pero es mejor que sean “demasiados” para una sartén pequeña.
Tomate verde, depende del tamaño. Aproximadamente 2 tomates verdes por cada huevo.
Leche, aproximadamente una cucharadita por cada 3 huevos.
Para acompañar: tortillas y frijoles al gusto.
Para empezar, revolví los huevos con la leche y una pizca de sal por cada huevo, en un traste redondo con este agitador manual, vigorosamente, por aproximadamente dos minutos. El objetivo no es lograr burbujas, solamente que quede muy bien agitado.
Después los vertí en la sartén, previamente aceitada y precalentada a baja temperatura. La sartén era muy pequeña y con los 6 huevos que utilicé alcanzaron una altura considerable. Si hubiera usado una sartén más grande, al vertirlos se hubieran esparcido en la sartén y hubieran quedado menos esponjados. Los cocí a fuego bajo con tapa.
Después de unos minutos, el fondo ya estaba muy bien cocido pero arriba quedaba un poquito de huevo crudo, por lo que con mucho cuidado y dos palitas tuve que voltearlo. En esta foto se aprecia más qué tan esponjado quedó, una vez cocido.
El paso siguiente es ponerlo en un plato y cortarlo en rectangulitos. Aquí podemos ver el esponje logrado en un rectangulito. No se necesita más esponjado que esto (por eso no usé la sugerencia de don Pedro, hubiera esponjado aún más).
Aparte, hice una salsa de tomate verde extremadamente sencilla, únicamente con tomates verdes y sal. Los puse a cocer en agua, al estar cocidos los licué sin agua; al final le agregué un pequeño chorrito del agua de cocción. Le agregué la sal para los tomates verdes y la agité. Después la puse en una olla de acero (mi tía usa de barro, yo no cuento con una) en la flama más baja posible.
En esta imagen se puede ver que la flama estaba bajísima, incluso tuve que cerrar un poquito la llave de gas de mi estufa para que la flama salga así.
Finalmente, metí los rectangulitos de huevo en la olla con la salsa, los bañé en ella, y subí la flama solo un poquito hasta ver la primera burbujita de hervor. En ese momento reduje la flama al mínimo y la dejé calentarse sin tapa durante 15 minutos. En esta foto se ven secos los rectángulos superiores porque acabo de ponerlos, pero con una cuchara los bañé en salsa 3 veces.
Al plato con sus frijoles y tortillas. Los ricos rábanos en conserva no son parte de la receta, solo los tenía ya listos.
Tras este esfuerzo, ¿logré el sazón de mi tía al 100%?
La verdad, no. Pero sí hubo una gran mejoría. Los que hace ella los considero adictivos. Los míos, los disfruté mucho, y anteriormente me salían bastante desabridos.
¿Qué haría diferente en el próximo intento?
Agregar a la salsa verde, en lugar de una pizca de sal por cada tomate verde, que es lo que hice hoy, una pizca y media, como indico en la receta.
Esta vez lo dejé calentarse en la salsa durante 15 minutos, esto hace que el huevo absorba algo del sabor de la salsa, además de que se sirve bañado en ella. Lo que haría es dejarlo por 20 minutos. Tome en cuenta que la flama es sumamente baja, no estamos gastando tanto gas como para un platillo de 20 minutos de cocción a flama normal. Aún así, recomiendo este platillo solo para ocasiones especiales, debido al tiempo de preparación.
También, en cuanto me sea posible conseguir una olla de barro, haré el paso final en ella, como lo hace mi tía.
Para quien al leer esto se le haya antojado el platillo, le deseo un feliz intento.