Se encuentra vigente en varias partes del mundo el debate sobre las posibles regulaciones para proteger a quienes ejercen el oficio de la prostitución y otros trabajos sexuales, o la limitación de este oficio. En el estado de Texas, por ejemplo, decidieron limitar sin limitar. Es decir, criminalizaron el acto de solicitar servicios de prostitución, pero no el acto de ejercerlos. Como resultado, decenas de personas, prácticamente todos ellos hombres, han sido detenidos. Esto, si bien no prohíbe la prostitución, sí limita de todas formas la clientela de quienes, siendo en su gran mayoría mujeres, ejercen este oficio.
Se ha intentado de todo en México y el mundo, tanto gobiernos como otras organizaciones: crear zonas de prohibición y tolerancia, evangelizar a las y los trabajadores sexuales, enseñarles otros oficios, intentar darles protecciones legales y derechos para que sigan ejerciendo su oficio entre otras medidas, las cuales han tenido distintas magnitudes de éxito.
Hoy decidí proponer una solución final. He leído muchos argumentos morales y éticos en contra de algunos aspectos del trabajo sexual. Independientemente de qué tanto desprecio o crítica se eche sobre las y los trabajadores sexuales, la verdad es que la sociedad poco está haciendo para atender el problema central: la mayoría de trabajadores sexuales en realidad querían e intentaron vivir de otra cosa. La falta de oportunidades y las terribles condiciones en las que trabajan las grandes mayorías, sin ninguna prestación legal, han orillado a muchas personas a buscar obtener ingresos por esta vía.
Hoy propondré algo que considero la solución casi apocalíptica, la bomba atómica contra el trabajo sexual. Dije casi, ya que lo realmente necesario es un régimen socialista global, como explico en este video de Youtube, el cual le recomiendo ampliamente (y no suelo recomendar que vean mis videos).
Pero como aún no tenemos ese sistema socialista, el cual fue calificado en este artículo por Albert Einsten como la única forma de resolver graves males actuales, considero que es necesario poner algunos parches al capitalismo. Propondré algunas medidas que darán satisfacción plena a todos los interesados: tanto los que se oponen como los que ejercen y apoyan la legalización del trabajo sexual. Tanto a creyentes en Dios, como a ateos. Comenzamos:
#1 Necesitamos un solo candado de ingresos múltiple para todos los mexicanos. Algunos han propuesto un ingreso básico universal, yo no. Lo que propongo es que el salario mínimo se eleve hasta el sueldo de vida (el salario necesario para sostener a 4 personas). Junto con un seguro de desempleo o quiebra de negocio del mismo monto, con disponibilidad obligatoria para aceptar un empleo, universal (para todos los mexicanos. De sobra sabemos que los mal llamados “informales” contribuyen y bastante a la economía formal). El mismo monto se debe dar a los becados de Jóvenes Construyendo el Futuro y jornaleros de Sembrando Vida, y de otros programas sociales en donde se intercambia mano de obra. Así mismo, todas las pensiones por invalidez deben ser de este monto (sí, también debe ser universal).
La pensión universal para adultos mayores debe tener también el sueldo de vida, pero estimado solamente para una persona (para que una persona cubra sin problemas todas sus necesidades). Lo que propongo, básicamente, no es un ingreso universal sino una red conectada de programas que protegen al ciudadano todos los días de su vida desde que comienza su edad laboral (si bien me interesa mucho el bienestar de las infancias, ese es otro tema, y atender este grave y añejo problema mexicano ayudará a muchos niños a tener una mejor infancia también). Tal red que propongo, no debe tener huecos, definiendo hueco como “sufriste una desgracia pero no recibirás el dinero necesario”.
Agregamos una seguro de sueldo de vida mínimo para emprendedores de los giros validados por la lluvia de ideas institucionalizada, por un tiempo limitado. Con este seguro, los riesgos de algunos negocios los asumimos todos, pero el riesgo es mínimo y el ingreso para el gobierno será mucho muy superior al riesgo.
Eso es todo. La lista fue numerada, pero contenía un solo elemento.
Recoja los pedazos de los destrozos.
Hemos acabado con prácticamente todo el trabajo sexual (en teoría). Sí, claro, habrá por aquí y por allá alguna persona que de verdad disfrute mucho el trabajo sexual, que sienta que es su vocación y vaya, quizás no lo podremos desaparecer por completo. Pero con estas medidas, definitivamente daríamos un solo golpe brutal y decisivo a la industria, casi haciéndola desaparecer para siempre.
Para quienes me conocen por la red social Twitter: no, nada de este texto tiene tono humorístico.